EE.UU. desmiente cualquier pacto: Joaquín Guzmán López admite que secuestró a “El Mayo” Zambada por su propia cuenta
Chicago, 1 de diciembre de 2025 – “El gobierno de Estados Unidos no solicitó, no indujo, no sancionó, no aprobó ni condonó el secuestro”. Con esa frase contundente, el fiscal federal Andrew Erskine dejó claro este lunes en la corte de Chicago que la captura de Ismael “El Mayo” Zambada el pasado 25 de julio fue una decisión unilateral de Joaquín Guzmán López, hijo de “El Chapo”, quien esperaba —en vano— que entregar al cofundador del Cártel de Sinaloa le valiera un trato preferencial.
En su declaración de culpabilidad por narcotráfico y continuidad en empresa criminal, Guzmán López, conocido como “El Güero”, confesó haber planeado y ejecutado personalmente el secuestro de su antiguo aliado y compadre, con la única intención de congraciarse con las autoridades estadounidenses y obtener beneficios para él y su hermano Ovidio.
El secuestro que no pidió Washington
Los detalles narrados en la audiencia son cinematográficos. Guzmán López citó a Zambada en una hacienda cerca de Culiacán bajo el pretexto de una reunión con políticos locales. Una vez solos, cerró la puerta de la habitación. Por una ventana previamente desmontada irrumpieron hombres armados que redujeron al capo de 77 años, le colocaron esposas y una capucha, y lo sacaron del lugar.
Minutos después, Zambada era trasladado en camioneta a una pista clandestina, sedado, atado con cinchos a un asiento de un avión privado y llevado directamente a territorio estadounidense, donde aterrizó cerca de El Paso, Texas. Allí lo esperaban agentes federales… pero no porque hubieran ordenado la operación, sino porque Guzmán López la había improvisado.
“Esto fue iniciativa exclusiva del acusado”, insistió el fiscal Erskine. “No habrá crédito alguno por esta acción”.
Una apuesta fallida por la clemencia
Desde la extradición de Ovidio Guzmán en 2023, los hermanos Guzmán López mantenían contactos con autoridades estadounidenses. Joaquín creyó que entregar vivo al último gran capo histórico del narco mexicano —con recompensa de 15 millones de dólares— le garantizaría una condena mucho menor que la cadena perpetua que enfrentaba.
La respuesta del Departamento de Justicia fue tajante: no negocian secuestros.
Jeffrey Lichtman, abogado de Guzmán López, reconoció tras la audiencia que su cliente “actuó por su cuenta” y que, aunque el gobierno ha sido “justo” hasta ahora, la entrega de Zambada no será tomada en cuenta para reducir la pena.
México reclama soberanía violentada
El gobierno mexicano reaccionó con indignación. La Fiscalía General de la República mantiene vigente una orden de captura contra Joaquín Guzmán López por secuestro agravado y traición a la patria, y considera la operación una violación flagrante a la soberanía nacional.
Por su parte, Ismael Zambada se declaró no culpable de todos los cargos y, a través de su abogado Frank Pérez, insiste en que fue “secuestrado a la fuerza” y nunca negoció su entrega.
La confesión de este lunes en Chicago cierra el círculo: lo que Washington celebró como uno de los mayores golpes al narcotráfico mexicano en décadas no fue una operación coordinada, sino la traición desesperada de un hijo del Chapo que apostó mal.
