Líderes de Morena relegados a la segunda fila en el cierre del primer año de gobierno de Sheinbaum: ¿Señal de disciplina interna?
Por Redacción
Ciudad de México, 6 de octubre de 2025
En un gesto cargado de simbolismos políticos, varios líderes prominentes del partido Morena fueron colocados detrás de una valla en la segunda fila durante el mitin masivo que la presidenta Claudia Sheinbaum encabezó en el Zócalo capitalino el pasado 5 de octubre, para conmemorar el primer año de su administración. Este gesto, interpretado por analistas como una muestra de “disciplina” en la Cuarta Transformación (4T), contrasta con eventos previos donde estos mismos personajes ocupaban posiciones de honor, y revive ecos de incidentes pasados que han alimentado rumores de tensiones internas en el oficialismo.
El evento, que reunió a miles de simpatizantes con porras y banderas, priorizó en la primera fila a gobernadores de diversos partidos, incluyendo opositores, así como a miembros del gabinete y aliados clave. Sin embargo, figuras como Adán Augusto López (coordinador de Morena en el Senado), Andrés Manuel López Beltrán (“Andy”, hijo del expresidente Andrés Manuel López Obrador y secretario de Organización del partido), Ricardo Monreal (líder en la Cámara de Diputados) y Luisa María Alcalde (presidenta nacional de Morena) quedaron relegados a la segunda o incluso tercera fila, sin acceso directo al templete ni oportunidad de saludar públicamente a la mandataria.
Esta disposición no pasó desapercibida en redes sociales y medios, donde se le apodó “la venganza de la selfie”, en alusión a un episodio de marzo de 2025 durante otra asamblea en el Zócalo. En aquella ocasión, los mismos líderes —distraídos posando para una foto grupal— dieron la espalda accidentalmente a Sheinbaum mientras ella pasaba saludando, un momento que se viralizó y generó memes sobre posibles deslealtades. Gerardo Fernández Noroña, diputado morenista, salió entonces a defender el incidente como un “descuido”, pero el reciente relegamiento ha sido visto por críticos como una medida estratégica de Sheinbaum para afirmar su liderazgo y alejar figuras asociadas a controversias, como los viajes ostentosos y acusaciones de nepotismo que han erosionado el discurso de austeridad de la 4T.
Desde el oficialismo, las reacciones han sido mixtas. Monreal, por ejemplo, comentó en redes con humor que los “acorralaron” para evitar repetir el error de marzo, mientras que gobernadores morenistas emitieron un comunicado respaldando el “liderazgo firme” de Sheinbaum y destacando logros como la reducción de la pobreza y avances en seguridad durante su primer año. La presidenta, en su discurso transmitido en vivo, enfatizó la unidad y la continuidad de la transformación, sin aludir directamente al asunto de las filas.
Analistas políticos coinciden en que este gesto refleja los desafíos de Morena en la era post-AMLO: con Sheinbaum disfrutando de una aprobación superior al 85%, el partido enfrenta divisiones por escándalos de corrupción en algunos gobiernos estatales y la necesidad de “emanciparse” de la figura del fundador. “Es una señal clara de que la presidenta está reorganizando el tablero para priorizar lealtad y eficiencia”, comentó un experto consultado por medios independientes.
El mitin, pese a las interpretaciones internas, fue calificado como un éxito de convocatoria, con sindicatos y bases del partido acaparando el Zócalo en un ambiente festivo. Sin embargo, este detalle de las “filas traseras” podría marcar un precedente en la dinámica de poder dentro de Morena, a medida que se acerca el ciclo electoral de 2027.