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¿Mentiras o persecución? El escándalo de Simón Levy que tiene a México en vilo De aliado de AMLO a prófugo en Portugal

Ciudad de México, 31 de octubre de 2025 – En un torbellino de versiones contradictorias que ha capturado la atención de redes sociales y medios tradicionales, el exsubsecretario de Turismo durante el gobierno de Andrés Manuel López Obrador, Simón Levy Dabbah, se encuentra en el centro de una controversia que mezcla acusaciones penales, presuntos atentados y un debate nacional sobre la línea entre justicia y venganza política. ¿Es Levy un “mitómano” empedernido, como lo han calificado algunos críticos, o una víctima de la maquinaria represiva de la Cuarta Transformación (4T)? El caso, que escaló este fin de semana con su supuesta detención en Portugal, expone las fracturas de un México polarizado, donde la verdad parece ser la primera víctima de la posverdad.

De aliado de la 4T a opositor declarado: Un giro inesperado

Simón Levy, empresario de 50 años con raíces en el sector turístico y una trayectoria que incluye cargos en la administración de Miguel Ángel Mancera en la Ciudad de México, saltó a la fama política como subsecretario de Planeación y Política Turística en la Secretaría de Turismo (Sectur) federal. En 2019, asumió el puesto con el respaldo explícito de López Obrador, defendiendo proyectos emblemáticos como el Tren Maya y abogando por un turismo accesible y nacionalista. En sus redes sociales –donde acumula más de 327 mil seguidores en X (@SimonLevyMx)– publicaba mensajes de apoyo incondicional a la 4T, como un tuit de 2020 donde declaraba: “Sí voté por AMLO a la MUCHA honra” o uno de 2022 criticando a opositores del Tren Maya con ironía histórica hacia Porfirio Díaz.

Sin embargo, el idilio se rompió abruptamente. Para 2023, Levy comenzó a denunciar corrupción en el gobierno de AMLO, enfocándose en supuestos desvíos millonarios y en el hijo del expresidente, Andrés Manuel López Beltrán. Sus críticas lo catapultaron como voz disidente, pero también lo expusieron a un escrutinio feroz. “De amar a la 4T a ser perseguido”, resume un análisis reciente de Crónica, destacando cómo Levy pasó de insider a target. En agosto de 2025, La Jornada lo describió como un “mentiroso compulsivo” envuelto en polémicas pasadas, desde plagios en su doctorado hasta obras ilegales en Polanco, pero también como alguien que “goza de impunidad” pese a denuncias en México y EU.

Las acusaciones penales: ¿Delitos reales o fabricaciones?

El detonante del escándalo actual son dos órdenes de aprehensión emitidas por la Fiscalía General de Justicia de la Ciudad de México (FGJCDMX), vigentes desde 2021 y reactivadas en octubre de 2025. La primera, por delitos contra el ambiente y responsabilidades de directores responsables de obra, deriva de la construcción irregular de un inmueble en Campos Elíseos 113, Polanco, que violaba normatividad ambiental y urbana. La segunda, por amenazas y daño en propiedad ajena con dolo, surge de un incidente donde Levy supuestamente agredió la puerta de un departamento ajeno durante una disputa contractual con la empresaria Emma Yolanda Santos.

De ser condenado, Levy podría enfrentar hasta 10 años de prisión, más multas. La FGJCDMX asegura que las denuncias provienen de particulares, no de instancias políticas, y que Levy acumuló inasistencias a audiencias, lo que derivó en las órdenes. Pero el exfuncionario lo niega todo: en entrevistas, califica las imputaciones como “delitos falsos” resueltos a su favor o manipulados, y vincula el proceso a su rol como denunciante de corrupción en la 4T.

El clímax llegó el 28 de octubre, cuando una alerta migratoria y una ficha roja de Interpol llevaron a su detención en el aeropuerto de Lisboa, Portugal. Liberado bajo caución por su doble nacionalidad (mexicana y europea), Levy no puede salir del país mientras se resuelve su extradición. Horas después, en un enlace telefónico con el periodista Luis Cárdenas en MVS, Levy negó la detención: “Estoy en Washington D.C., vivo por milagro de un atentado con sicarios enviados por radicales de la 4T”. Publicó videos con fondos del Capitolio estadounidense y tuits como: “Me quisieron matar y además inventarme mil cosas más”.

El desmentido: Mentiras al descubierto y el ridículo de los medios

La réplica oficial fue demoledora. El 30 de octubre, la presidenta Claudia Sheinbaum exhibió en su mañanera un documento portugués confirmando la detención, y se burló de las “mentiras” de Levy: “Nosotros no decimos mentiras”, enfatizó, mostrando cómo el exfuncionario evadió preguntas sobre la hora local durante una videollamada con Azucena Uresti, revelando inconsistencias. Periodistas como Cárdenas admitieron en X haber sido engañados: “Simón Levy está en Portugal, no solo me mintió a mí sino a todos los periodistas que lo entrevistamos”.

En redes, el caso explotó. Usuarios como @LuisCardenasMx y @SanjuanaNews lo tildaron de “mitómano”, mientras Levy contraatacó acusando falsificación de documentos de Interpol y persecución orquestada por la periodista Sanjuana Martínez. Llamadas verificativas al Hotel Myriad en Lisboa confirmaron su hospedaje y checkout reciente, hundiendo más su narrativa. Opositores como @JJDiazMachuca ironizaron: “¿Quién miente más?”, comparando las “inofensivas” falsedades de Levy con las del gobierno. Pero la mayoría, como @liliaaguilarmx, vio en el episodio “los vicios de algunos medios” que priorizaron la “narrativa de víctima” sobre hechos.

Sheinbaum descartó explícitamente persecución política: “Es por denuncias de particulares, no cacería”, reiteró, vinculándolo a investigaciones previas. Levy, por su parte, convocó a una marcha de apoyo y prometió denuncias contra sus “perseguidores”, alegando amenazas de Morena.

¿Víctima o villano? El espejo de una oposición en crisis

El caso Levy trasciende al individuo: refleja una oposición mexicana que, en su afán por deslegitimar a la 4T, recurre a narrativas que se desmoronan ante evidencias. Columnistas como Salvador Camarena en El País lo han llamado “el impostor”, un “Enric Marco tropical” cuya compulsión a la mentira –desde plagios académicos hasta negaciones de obras ilegales– lo precede. Sus defensores, en cambio, lo ven como mártir de un régimen que “traicionó” promesas de no mentir ni perseguir, especialmente tras sus denuncias contra el “huachicol fiscal” y la corrupción familiar de AMLO.

Mientras el Tribunal de Apelaciones de Lisboa decide su extradición, el debate persiste. ¿Justicia o ajuste de cuentas? Lo cierto es que, en este circo de verdades a medias, nadie sale indemne: ni Levy, expuesto en sus embustes; ni los medios, por su credulidad; ni el gobierno, por su timing oportuno. México observa, y la polarización se agudiza. Como tuiteó un usuario anónimo: “Hartos estamos de las mentiras”. El veredicto final, judicial y moral, aún pende de un hilo.


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