Día de Muertos y Halloween: dos tradiciones que dialogan entre la vida y la muerte
Cada otoño, entre el 31 de octubre y el 2 de noviembre, el mundo se tiñe de calabazas, flores de cempasúchil y velas encendidas. Dos celebraciones distintas —Halloween y el Día de Muertos— comparten una misma raíz: el deseo humano de mantener el vínculo con la muerte y los que se han ido.
El origen celta de Halloween
Halloween tiene sus raíces en Samhain, una festividad celta que marcaba el fin de la cosecha y el inicio del invierno. Se creía que durante esa noche, el velo entre los vivos y los muertos se volvía más delgado, permitiendo que los espíritus regresaran a la Tierra.
Con la expansión del cristianismo, la Iglesia incorporó esta tradición pagana al Día de Todos los Santos (All Hallows’ Day), celebrado el 1 de noviembre, y la víspera pasó a llamarse All Hallows’ Eve, que con el tiempo derivó en Halloween.
Los inmigrantes irlandeses llevaron la tradición a Estados Unidos en el siglo XIX, donde se transformó en una fiesta más lúdica: disfraces, calabazas talladas (inspiradas en la leyenda de Jack O’Lantern) y el famoso trick or treat (dulce o truco), que hoy es una costumbre global.
El Día de Muertos: una herencia prehispánica y mestiza
En México, el Día de Muertos tiene un origen milenario. Las culturas mexica, maya y purépecha ya rendían culto a sus difuntos mucho antes de la llegada de los españoles.
Con la colonización, estas prácticas se fusionaron con las celebraciones católicas de Todos los Santos (1 de noviembre) y Fieles Difuntos (2 de noviembre), dando lugar a una tradición única en el mundo: un homenaje festivo, colorido y espiritual a quienes ya partieron.
Las familias mexicanas colocan altares con ofrendas, decorados con cempasúchil, papel picado, fotografías y los platillos favoritos de los difuntos. Más que una conmemoración triste, es un acto de amor y memoria que celebra la continuidad de la vida.
Dos visiones de la muerte
Aunque Halloween y el Día de Muertos coinciden en fechas y en su vínculo con los muertos, representan dos formas culturales distintas de entender la muerte.
• En Halloween, la muerte se asocia con el miedo, lo sobrenatural y el misterio.
• En el Día de Muertos, se asocia con el recuerdo, la familia y la trascendencia.
Ambas tradiciones, sin embargo, expresan una misma verdad universal: la necesidad humana de darle sentido a la pérdida y mantener viva la memoria.