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San Judas Tadeo, el patrón de las causas imposibles: Miles de fieles celebran su día el 28 de octubre en México y el mundo

 

Ciudad de México, 28 de octubre de 2025 .— Cada 28 de octubre, las calles del Centro Histórico de la Ciudad de México se transforman en un mar de túnicas blancas y mantos verdes, velas encendidas y oraciones fervorosas. Es el día de San Judas Tadeo, uno de los apóstoles más queridos y devotos del santoral católico, conocido como el patrono de las causas difíciles y desesperadas. En el Templo de San Hipólito —epicentro de la celebración desde 1982—, miles de peregrinos se congregan para agradecer milagros y pedir intercesiones, recordando el martirio que este santo sufrió en el año 68 d.C. junto a su compañero, San Simón. 

La elección de esta fecha no es casual: según el Martirologio Romano, el 28 de octubre conmemora el “natalicio para la eternidad” de Judas Tadeo y San Simón, es decir, su muerte como mártires en la ciudad de Suanis (actual Irán), donde fueron ejecutados por predicar el Evangelio en Persia. Judas, a quien se distingue del traidor Judas Iscariote por su apellido “Tadeo” —que significa “magnánimo” o “de corazón noble” en arameo—, fue asesinado a golpes de mazo en la cabeza y decapitado con un hacha por idólatras que rechazaban su mensaje. Este acto de fe radical lo convirtió en símbolo de perseverancia, y su fiesta litúrgica se estableció en el calendario romano desde la Edad Media, extendiéndose a la tradición hispánica y oriental con variaciones menores, como el 1 de julio en el rito mozárabe o el 19 de junio en las Iglesias orientales. 

Judas Tadeo, descrito en los Evangelios como “hermano de Santiago el Menor” y primo de Jesús, es uno de los Doce Apóstoles menos mencionados en las Escrituras —aparece solo en una pregunta durante la Última Cena: “¿Qué señal nos darás si vas a manifestarte al mundo?” (Juan 14:22)—. Tras Pentecostés, evangelizó en Mesopotamia y Persia, participó en el Concilio de Jerusalén y escribió la Epístola de Judas, una carta del Nuevo Testamento que advierte contra falsos maestros. Su iconografía lo representa con una medalla al pecho con la imagen de Jesús (para distinguirlo del traidor), una llama sobre la cabeza —símbolo del Espíritu Santo en Pentecostés— y herramientas de su martirio, como el mazo y el hacha. 

La devoción a San Judas como intercesor en “causas imposibles” se remonta al siglo XIV, cuando Santa Brígida de Suecia relató visiones en las que Jesús le recomendaba pedir favores a través de él: “A través de Judas Tadeo, yo concederé mis gracias a los que las pidan”. Esta tradición se popularizó en México durante la Colonia y explotó en el siglo XX, especialmente durante la Gran Depresión de 1929 en Estados Unidos y en tiempos de crisis económica en Latinoamérica.  En la CDMX, la costumbre de celebrar el 28 de cada mes surgió en los años 50, impulsada por la dedicación de una capilla en San Hipólito en 1956, y se consolidó con la colocación de su imagen en el altar principal en 1982. 4 5 Hoy, el templo recibe hasta 5 millones de visitantes al año, con picos en octubre que generan cierres viales y despliegue de seguridad por parte de la SSC. 

Este 2025, la celebración no defrauda: desde tempranas horas, fieles de todo el país —muchos ataviados con réplicas de la túnica del santo— llevan rosas rojas, veladoras y ofrendas, compartiendo tamales y estampitas en un ambiente de solidaridad. “Vengo por un trabajo imposible, pero sé que Juditas me escucha”, confiesa María López, una madre soltera de Ecatepec que peregrina mensualmente. La devoción trasciende fronteras: en Guatemala, la imagen de La Merced atrae miles; en Perú, conmemora 265 años de cultos públicos; y en Chetumal, Quintana Roo, inicia la Feria de la Frontera Sur. 

En un México marcado por desafíos económicos y sociales —con un 41% de pobreza según Coneval—, San Judas Tadeo representa esperanza tangible. Como patrono de negocios, trabajos y enfermos, su intercesión une a católicos en un ritual que mezcla fe ancestral con expresiones populares. Mientras las misas resuenan en San Hipólito, una certeza perdura: para las causas imposibles, el 28 de octubre es más que una fecha; es un faro de milagros pendientes. ¿Pedirás hoy tu gracia? El santo, con su medalla al pecho, parece decir: “Estoy aquí”.


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