El nombramiento de Ernestina Godoy como fiscal general: ¿Una simulación de autonomía en México?
Ciudad de México, 3 de diciembre de 2025 – El proceso de sucesión en la Fiscalía General de la República (FGR) ha desatado un intenso debate sobre la verdadera independencia de las instituciones de justicia en México. Tras la renuncia de Alejandro Gertz Manero –quien dejó el cargo para asumir una embajada–, Ernestina Godoy Ramos, exconsejera jurídica de la presidenta Claudia Sheinbaum y cercana colaboradora suya desde su etapa como jefa de Gobierno en la CDMX, asumió como encargada de despacho y se perfila como la principal candidata para ocupar el puesto de manera definitiva.
El Senado aprobó este martes una lista de 10 aspirantes, entre los que destaca Godoy, para enviar a la presidenta Sheinbaum, quien elegirá una terna final que regresará al Congreso para su ratificación. Opositores del PAN, PRI y Movimiento Ciudadano han calificado el procedimiento como una “simulación”, argumentando que el resultado está predeterminado y que el nombramiento de una figura tan allegada al Ejecutivo federal compromete la autonomía de la FGR, instituida constitucionalmente desde 2014 para evitar subordinación al poder político.
Críticos como analistas y legisladores opositores señalan que Godoy, quien ya fue fiscal en la Ciudad de México (2018-2024), actuó en varios casos con presunta alineación al proyecto de la Cuarta Transformación. Ejemplos incluyen investigaciones selectivas contra opositores y omisiones en casos sensibles, como el colapso de la Línea 12 del Metro. Además, su paso reciente por la Consejería Jurídica de la Presidencia refuerza la percepción de que el relevo representa una mayor concentración de poder en el Ejecutivo, en detrimento de la división de poderes y los contrapesos institucionales.
Por su parte, la presidenta Sheinbaum ha defendido la designación, enfatizando que la autonomía no impide la “coordinación” entre instituciones para garantizar resultados en seguridad y justicia. “El que haya autonomía no quiere decir que no haya coordinación”, declaró, recordando la fórmula exitosa que aplicó en la CDMX con Godoy al frente de la fiscalía local.
Expertos en derecho constitucional coinciden en que, aunque el proceso sigue los cauces legales, el contexto de mayoría oficialista en el Congreso y la cercanía política de Godoy generan dudas legítimas sobre la independencia real de la FGR. En un país marcado por históricos abusos en la procuración de justicia, este nombramiento pone a prueba si la autonomía fiscal es una realidad o mera formalidad.
Mientras el Senado prepara la votación final de la terna, la sociedad civil y organismos internacionales observan con atención: México necesita una fiscalía que persiga delitos sin sesgos políticos, no un instrumento al servicio del poder en turno. El desenlace de este proceso podría definir el equilibrio de poderes en el actual sexenio.